Una coinversión de capital es una inversión minoritaria en una empresa, realizada por inversores junto con un administrador de fondos de capital privado o una empresa de capital de riesgo.
Coinvertir capital permite a los inversores participar en negocios potencialmente rentables, sin pagar las tarifas habituales cobradas por un fondo de capital privado. Las oportunidades de coinversión de acciones generalmente están restringidas a grandes inversores institucionales que ya tienen una relación existente con el administrador de fondos de inversión de capital privado. Y que a menudo no están disponibles para inversores más pequeños o minoristas.
Ahondando sobre la coinversión de capital
En un fondo de coinversión típico, el inversor paga a un patrocinador del fondo o socio general (SG) con quien el inversor tiene una sociedad de capital privado bien definida. El acuerdo de asociación describe cómo el SG asigna capital y diversifica los activos. Las coinversiones evitan los fondos típicos de sociedad limitada y general al invertir directamente en una empresa.
Los matices de las coinversiones
Si bien la coinversión en acuerdos de capital privado tiene sus ventajas, los coinversores en dichos acuerdos deben leer la letra pequeña antes de aceptarlos.
El aspecto más importante de tales acuerdos es la ausencia de transparencia en las tarifas. Las firmas de capital privado no ofrecen muchos detalles sobre las tarifas que cobran los fondos de sociedad limitada (LP).
En casos como la coinversión, donde supuestamente ofrecen servicios sin cargo para invertir en grandes negocios, puede haber costos ocultos. Por ejemplo, pueden cobrar tarifas de monitoreo, que ascienden a varios millones de dólares, que pueden no ser evidentes a primera vista de los LP.
También existe la posibilidad de que las empresas de educación física reciban pagos de compañías en su cartera para promover los acuerdos. Tales acuerdos también son riesgosos para los coinversores porque no tienen voz en la selección o estructuración del acuerdo.
Esencialmente, el éxito (o el fracaso) de los acuerdos se basa en la perspicacia de los profesionales de capital privado que están a cargo. En algunos casos, eso no siempre es óptimo, ya que el acuerdo puede hundirse.